Lo que más tarde conformaría el señorío de Alba de Tormes nace como
consecuencia del fuero otorgado por Alfonso VII en 1140 al concejo de
Alba por el que le concedía un amplísimo espacio jurisdiccional, dentro
de la
actual provincia de Salamanca, con el fin de que dispusiera su
repoblación mediante el establecimiento de nuevas aldeas, el reparto de
la tierra y la reserva de partes de la misma para uso comunal y
concejil, es decir, constituyéndo dicho territorio como Comunidad de
Villa y Tierra con capital en la homónima villa amurallada.
La señorialización de Alba de Tormes, se inició, como en otras
comunidades de Villa y Tierra, durante el reinado de Alfonso X. La
política dinástica de los últimos reyes de la Casa de Borgoña, desde el
Rey sabio hasta Alfonso XI, se caracterizó por la concesión de estas
amplias uunidades jurisdiccionales de realengo a miembros de la familia
real, en calidad de infantado. La primera concesión de Alba de Tormes la
hizo Alfonso X a su hijo el Infante
don Pedro
. Tras el fallecimiento de
este Infante en 1283, poco después de apoyar a su hermano Sancho, el
futuro Sancho IV
el Bravo, en la rebelión contra su padre,
Alba de Tormes pasó de
nuevo a realengo hasta que, en 1304, en virtud de la sentencia arbitral
de Torrellas,
Fernando IV se la concedió
a su tío Alfonso
de la Cerda en un primer intento de compensar, con un amplio
conjunto de bienes, derechos y señoríos, su renuncia al trono de
Castilla y León y poner así fin a la guerra civil abierta por la
sucesión de Alfonso X. Por un posterior acuerdo, tomado en Agreda entre
los reyes de Castilla y León, Portugal y Aragón, se estableció que el
conjunto de señoríos y derechos cedidos al infante desheredado habrían
de rentar al menos 400.000 ms. anuales, razón por la cual a a la
concesión del señorío de Alba de Tormes se añadieron, según las crónicas
de Zurita y de Diego de Valera, 7.000 ms. sobre sus tercias. Muy efímero fue el señorío de Alfonso de la Cerda sobre este territorio, pues en mayo de 1312, la crónica de Fernando IV advierte que pocos meses antes de morir, el rey estuvo ocupado tomando Alba de Tormes
y Béjar, dos de los señoríos de la sentencia de Torrellas, y en julio
del mismo año el rey justifica la solicitud de un nuevo servicio a los concejos y villas del arzobispado de Toledo por la "gran
costa que agora fiz en tomar et en cobrar los lugares que tien don
Alfon fijo del infant don Fernando".
Permaneció Alba de Tormes en la jursidicción relenga hasta la
instauración de la dinastía Trastamara en la persona de Enrique II. A
partir de entonces se produce la definitiva señorialización de este
territorio, primero otorgándolo al infante portugués que casara con su
hija ilegítima, Cosntanza, y, a partir de 1411, como señorío de Fernando
de Antequera y después de su hijo el Infante don Juan. La derrota de los infantes de Aragón frente al valido Alvaro de
Luna implicó la confiscación y reparto de todos sus bienes en Castilla. En 1429, Alba de Tormes le fue concedido al obispo de Palencia, Gutierre Álvarez de Toledo, a quien sucede su sobrino, Fernando Alvarez de Toledo , señor de Valdecorneja y futuro I Conde de
Alba de Tormes.